La meditación es uno de los muchos estilos de oración. La meditación compromete nuestra cabeza y nuestro corazón en la búsqueda de una unión más profunda con Dios. Nos permite reducir la velocidad y aquietar nuestros corazones para que podamos escuchar la voz de Dios y comunicarnos con Dios de una manera más profunda. La mediación puede durar unos minutos u horas. Puede fortalecer nuestra relación con Dios y permitirnos ponernos en contacto con nosotros mismos.
El proceso de meditación puede implicar varios pasos:
Encuentre el momento y el lugar que sea propicio para la meditación. Es importante elegir un momento en el que uno esté alerta y pueda concentrarse y un lugar cómodo y tranquilo.
Prepárate para orar relajando tu cuerpo para que puedas dedicar tu atención a la oración. Algunas personas usan ejercicios de relajación muscular y ejercicios de respiración.
Escoge una palabra o frase para enfocar tu atención en Dios. Algunas personas usan "Jesús" o "Abba" o "Jesús salva" o "Jesús me ama".
Conecta la palabra o frase con tu respiración. Repite en silencio la palabra o frase en sintonía con tu respiración. Deja que la palabra resuene dentro de ti. La repetición ayuda a enfocarse y permanecer abierto a la presencia de Dios. Si te distraes, concéntrate nuevamente en repetir la palabra o frase.